Hace unos días, al regreso de mi viaje que me ha llevado por otros paises productores de aceitunas de mesa, me he dispuesto a realizar una visita "obligada" por los campos de olivos del norte de Extremadura, especialmente los de la comarca de la Vera, antaño envidia de otras zonas de la región por su riqueza en agua y en paisajes naturales que rezumaban frescura y sosiego. Para mi sorpresa, el panorama que he encontrado tanto en el aspecto de fincas, olivos y aceitunas ha sido para mí, desolador:
- Fincas descuidadas, en su mayoria, cubiertas de maleza y de zarzas polvorientas
- Olivos enfermos desde hace tiempo, aquejados de tuberculosis, repilo y afectados por otras plagas habituales, muy irregulares y sin podar durante los últimos años, abarrotados de aceitunas "exprimidas" de su jugo(*) por no poder soportar el estrés hídrico
- (*) Aceitunas de mala calidad: agostadas y seriamente arrugadas en árboles muy cargados como corresponde a la floración excesivamente abundante de esta primavera pasada y multiatacadas, con saña, por "batrocera" (posiblemente por el prolongado periodo de elevado calor), y además, para más "inri", en un grado de madurez avanzada.
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