Hace diez años, cuando comenzó la nueva olivicultura en Uruguay había 500 hectáreas dedicadas al cultivo del olivo.
En la actualidad son 10.000 hectáreas en todo el país, con un predominio de la
zona sur. Muchas de ellas aún no han entrado en producción pues tienen menos de
5 años y por esa razón, el crecimiento importante se verá en los próximos años y
se volcará al mercado interno y al mundo.
La Asociación Olivícola Uruguaya (Asolur)
tiene 108 socios. En época de cosecha ocupa entre 4.000 y 5.000 personas, y hay
otras 1.000 afincadas en las fincas.
La mayoría de las plantaciones en Uruguay se han volcado a hacer aceite (el 98% de la producción se destina a aceite virgen extra) y ahora están empezando a aparecer algunos productores que están invirtiendo en la preparación de plantas para la producción de aceitunas de mesa.
Uruguay
exportó 123.550 kilos netos de aceite de oliva extra virgen en 2013 por un
valor de US$ 650 mil, según datos de la Asociación Olivícola Uruguaya (Asolur).
En 2012, había colocado en el exterior 25.400 kilos netos por un total de US$
125 mil, lo que prueba el avance de este de este negocio en la agricultura uruguaya.
En 2013, el 73% de las exportaciones de aceite de oliva fue para Estados
Unidos, el principal mercado importador de Uruguay y del mundo y le siguió Brasil con el 15% de las
exportaciones.
Por otra parte, los uruguayos consumen 1,5 millones de litros de
aceite de oliva al año, en su mayoría importado. Es decir, que los productores
uruguayos apuestan directamente por la consolidación de las exportaciones
dejando el mercado local a las importaciones.
Entre las ventajas que tiene Uruguay para el cultivo de
olivos podemos citar la de que el país se encuentra ubicado en una latitud
semejante a la de la cuenca del Mediterráneo, principal zona de producción de
olivos a nivel mundial. También posee una buena cantidad de suelos arenosos,
pedregosos, con buen drenaje, que son de baja productividad para la ganadería y
no aptos para la agricultura, pero indicados para el cultivo de olivo. Además,
los costes de la tierra y de la manutención son relativamente bajos comparados
con los precios internacionales en aéreas de producción con condiciones
similares.
El
manejo del olivo requiere una preparación mínima del suelo, control de malezas,
podas periódicas y de mantenimiento. Esto facilita la incorporación del olivo a
las actividades agropecuarias uruguayas; sin embargo, la falta de conocimiento
de las poblaciones locales, fuente de la mano de obra, es percibido por parte
de algunos productores como una dificultad a superar.
Actualmente,
Uruguay pertenece al COI (Consejo
Oleícola Internacional) como miembro pleno, pasando a formar parte del grupo de
productores más importantes, entre ellos la Unión Europea, los demás países del
área mediterránea y de América.
Fuente: www.produccionnacional.com.uy/